lunes, 8 de julio de 2013

Recuerdos de Huallanca:

                         Colegio Nacional de Huallanca 
                                                                     Octavio Durán López
Con motivo del 46º aniversario del Colegio Nacional “José Carlos Mariátegui” el amigo Omar Llanos escribe un artículo cuya lectura me trae a la memoria lo que sucedió en aquellos tiempos en que  Huallanca no contaba con un centro educativo secundario, por tanto; muchas generaciones no podían seguir sus estudios salvo  algunos que de acuerdo a sus posibilidades se dirigían a La Unión, Huánuco, Huaraz o Lima.


Antiguo local municipal,
primera sede del colegio
Ante esta situación las autoridades y la población habían efectuado gestiones en las entidades estatales sin resultado alguno, en esas circunstancias se hace presente el Dr. Nicéforo Espinoza Llanos que era diputado e hijo de Huallanca a quién  le solicitan su apoyo para hacer realidad este anhelo, ante la petición dispone se presenten memoriales  adjuntando la relación de alumnos que deseaban estudiar y también ofrecer un local para el funcionamiento. De inmediato las autoridades, Profesores y vecinos notables inician el empadronamiento conversando con los padres de familia que autorizaban con  su firma si se trataba de menores y los  jóvenes  que ya eran ciudadanos fueron convencidos para que  sigan sus  estudios.
Una mañana del mes de Mayo de 1967 se presentan al Puesto de la Guardia Civil  un señor y una dama quienes saludan muy atentamente, les invito tomar asiento por cuanto el Comandante de Puesto que era el recordado Sgto.2do.GC don Augusto Llanos Llanos no se encontraba presente y el Sr. me refiere que se llamaba Mardonio Martel Obregón y su hija Violeta Martel Martel que había sido nombrada como Directora del  Colegio Nacional de Huallanca, reciente creación,  por tanto solicitaba que el personal Policial prestara todo el apoyo en su gestión , ante tal petición en mi condición de Adjunto le contesto que muy gustoso daríamos cumplimiento a su petición  y desde ese momento nos unió una grata amistad hasta l970 en que salí cambiado de colocación a Huaraz.
Tampoco puedo olvidar la ocurrencia de mi compadre Eugenio Córdova Barrenechea que en una reunión de amigos me dedica el siguiente verso:

Ay Octavio, Octavio.                                       Ay Octavio, Octavio.
Cabito mana huiyacog,                                  Cabito que no escucha,
Votita cuidai niangan                                    cuida a Votita le dijeron
Marcan, marcan puricun.                              de pueblo en pueblo camina.

Se refería a los cambios de colocación a otros Puestos Policiales que ordenaba el Comando pero siempre retornaba a Huallanca. La música era de la canción “Acacllu” (ave que hace hueco en las rocas y paredes para anidar y no hace caso a nada).
La distinguida docente Violeta Martel inició su labor, recibiendo el apoyo de los profesores de la Escuela primaria en los diferentes cursos y también tuve la suerte de dictar clases de Instrucción Pre Militar y Educación Física.  Al poco   tiempo empezaron a incorporarse  los docentes y personal del cuerpo administrativo y servicios con quienes me unió una grata amistad que llevo en mi recuerdo y viene a mi memoria este verso que le cantábamos a  las profesoras en las noches de serenata:

Profesorita hermosa dama,
Que buena plata ganas tú.
Nos compraremos una casita,
y un carrito para pasear.