sábado, 26 de febrero de 2011

Folklore :

LOS CARNAVALES EN HUALLANCA
Omar Llanos Espinoza

Como todos los pueblos del Perú y del mundo, tienen sus fiestas populares, entre ellos los carnavales. El juego, con harina, agua, entre varones y mujeres, especialmente niños y jóvenes , que se corrobora con la “fiesta del árbol” y el complemento de la pachamanca.

Los Carnavales en Huallanca, tiene influencia de Cerro de Pasco, como ciudad minera, que a partir de los inicios del siglo XX, los antiguos huallanquinos, como mineros y ganaderos, viajaban con acémilas hasta Cerro de Pasco. llevando los minerales ,más los ricos quesos, cueros, carne y jamón; y de retorno , traían maquinarias, repuestos e insumos para las empresas mineras, más mercaderías y novedades para las grandes tiendas comerciales de Huallanca, y algunas costumbres de los pueblos del centro, como la fiesta de los carnavales.

El carnaval huallanquino se distingue por sus juegos con harina y agua; los días de compadres y comadres; el correo carnavalón; la “callishtura” o entrada de don Calixto, todos a caballo; la “fiesta del árbol” en los barrios tradicionales; culminando el “miércoles de ceniza”, con el “entierro de don Calixto” y su respectivo testamento. Son días jolgorio y sano esparcimiento, la diversión de un pueblo, tanto en la ciudad como en el campo.

Los niños y jóvenes inician los carnavales a partir del 20 de enero con los juegos de globos con agua y harina. La juventud es la que organiza las diversas actividades de los carnavales con los auspicios de la municipalidad, y la participación entusiasta de las instituciones, barrios y comunidades campesinas.
Jueves de “Compadres” : En la víspera las chicas confeccionan unos muñecos gigantes en alusión a los jóvenes más populares, a la madrugada serán colgados en los postes de luz con su cartel de identificación y testamento; hecho que motivo la reacción de los “compadres” mencionados que se empeñan en descolgar la prenda, originando el juego cruzado entre los jóvenes y la algarabía del público.
El jueves siguiente es “Comadres”, el turno para los jóvenes que también preparan los muñecos para las chicas; otra ocasión para seguir jugando con agua a globazos y baldazos.
El “Correo Carnavalón” es el viernes , en horas de la tarde, ingresa por el barrio Lima, puente San Juan, una comparsa de jóvenes disfrazados y pintarrajeados, rasgando las guitarras y arreando varios asnos con el cargamento de valijas con cartas y encomiendas, recorren por el Jr. Comercio, Carmen Alto, Jr, Arequipa y Plaza de Armas. En cada esquina entonan huaynos picarescos, luego la lectura del bando en forma jocosa y satírica, anunciando la llegada de don Calixto y su séquito, más “disposiciones “ para la temporada carnavalera; luego viene la parte más interesante, la entrega de cartas y encomiendas para los jóvenes (varones y mujeres), previa lectura de los datos del destinatario, su nombre y apellido, dirección , vía, y remitente; todo en clara alusión indirecta al enamorado o pretendiente, que al escuchar motiva la reacción inquietante del público.

La alegoría del correo carnavalón del día viernes tiene su explicación necesaria: Hasta la década del 80 en Huallanca funcionaba una agencia del servicio postal o correo oficial para la remisión y recepción de cartas y encomiendas procedente de todo el país, inclusive del extranjero; los días viernes llegaba de La Unión el mensajero o “postillón” portando las correspondencias en valijas que era transportado por varios asnos o burros.

Luego del correo carnavalón, en horas de la noche, es la elección y coronación de la Reyna del Carnaval huallanquino, con la participación de candidatas de los barrios y comunidades campesinas, en seguida el concurso y baile de disfraces, donde la juventud manifiesta todo su entusiasmo y dotes histriónicos

La “Callishtura” es el sábado por la tarde: Es la “Entrada de Don Calixto” como el dueño de la fiesta , que ingresa con su séquito del Vulcano, la reyna, las damas y los pajes, más el acompañamiento de un conjunto musical de cuerdas y viento, y la juventud entusiasta; todos a caballo , como buenos chalanes , demostrando los mejores ejemplares y adherentes, y los carros alegóricos bien decorados de los barrios con sus respectivas reynas. En cada esquina entonan huaynos y mulizas; el público aplaude al paso de la comparsa, participa en el juego con agua, talco, harina, y pica pica, desde los balcones cruzan las serpentinas multicolores.

La “Fiesta del Arbol” a partir del “domingo de carnaval” se realiza en los barrios tradicionales y también en las estancias y comunidades. Los “arboleros” que el año anterior “cortaron” el árbol, ahora son los responsables de hacer la fiesta, de plantar el árbol debidamente vestido con globos, canastas, frutas, regalos, sorpresas, prendas de vestir , etc., luego al almuerzo para degustar la rica pachamanca con chicha y cerveza.

Ahora, el cortamente, al compás de la banda de músicos , a bailar alrededor del árbol con pasacalles y huaynos. Las parejas ingresan al centro del ruedo con el hacha al hombro y dan los cortes necesarios, y así van debilitando el tronco, que finalmente cae para el regocijo de los espectadores que se aglomeran para recoger los regalos y sorpresas. Las últimas parejas que dieron los hachazo serán los nuevos “arboleros” para el próximo, quienes reciben las felicitaciones de los organizadores y arboleros salientes, y sigue la fiesta hasta caer la tarde.

Miércoles de Ceniza, marca el final de los carnavales , es el “Entierro de Don Calixto”, en un ataúd. pasean sus “restos” por las calles, con velas y mecheros, acompaña la “viuda” y las lloronas, el “sacerdote” canta el responso, resalta las cualidades del difunto, bendice a los deudos y demás dolientes En cada esquina leen su testamento satírico , los consejos y bienes que deja para determinados personajes de la ciudad; originando la risa general del público. Al término del recorrido el ataúd es quemado en el puente San Juan y arrojado al río Ishpaj, en medio “llantos y desesperaciones” por el “triste final” de Don Calixto.

Son los carnavales en Huallanca, donde aún se conserva las costumbres y tradiciones de un pueblo minero y ganadero, pese a los tiempos cambiantes, de nuevas generaciones, de influencias ajenas; así se mantiene el folklore como una herencia imperecedera de nuestros mayores.