miércoles, 19 de junio de 2024

Literatura:


LA MANO QUE LLAMA

(Cuento)

 Prof. Francisco Gómez Pérez (*)

Cirila era una joven agraciada y voluntariosa que, siguiendo las inclinaciones de su corazón, amó con pasión a Jovito; joven también de buenos modales y aspecto gallardo.

Los padres de Cirila, siguiendo las costumbres antiguas, concertaron el matrimonio de su hija con Samuel; hombre entrado en años, viudo y lisiado de la vista, pero poseedor de considerable número de ganado vacuno.

Cirila, al tener conocimiento del compromiso de sus padres manifestó con toda franqueza su desagrado. Los padres lo tomaron como ocurrencia de niña mimada y abrigaban la seguridad de que, consumado el matrimonio, tendría que conformarse y amoldarse a su nueva situación.

El día designado para el matrimonio, cuando todos los preparativos estaban listos, Cirila, aprovechando un descuido de sus padres, fugó de su casa paterna y se encaminó hacia   Ucrucancha, residencia de su amante.

Los padres salieron en su persecución, Cirila llegó fatigada a la orilla del río Ishpag, frente a Ucrucancha. Introdujo los dedos a la boca y dio un silbido prolongado, a la manera de los pastores de esta región, después llamó: ¡Joviii....tooo.... ¡ . La llamada no fue escuchada por estar ausente Jovito. En cambio, las olas del río se encresparon y contestaron en quechua.: ¡ Shamuy ...... ¡ (ven).

Cirilla dirigió la vista hacia atrás y viendo a sus perseguidores que se hallaban a muy corta distancia, volvió a llamar: ¡ Joviii.....tooo! y volvieron a responder las olas: ¡Shamuy!  Llena de inquietud se fijó en la corriente del río y sintió irresistible atracción.

Temerosa de ser capturada y fascinada por la atracción de la corriente, se introdujo al río y desapareció. Sus perseguidores corrieron con el propósito de salvarla, pero llegaron tarde y no consiguieron ni el cuerpo inerte.

Desde ese funesto día, en las noches silenciosas de los movimientos de luna, se escuchaban un silbido prolongado y algunos minutos después un llanto triste y entrecortado. Las personas timoratas se abstuvieron de caminar por esos parajes durante las noches.

Algún tiempo después, cuando las aguas del río bajaron su volumen, una niña que caminaba por esos lugares vio una mano que emergía del remanso y hacía movimientos de llamada. Atemorizada corrió a comunicar a sus padres.

La noticia se propaló rápidamente; se reunieron muchas personas, fueron al lugar indicado y contemplaron asombrados la mano que, impulsada por la corriente, hacía movimientos de llamada.

Aunque el miedo sacudió todos los corazones, algunos se introdujeron al remanso. Allí encontraron el cadáver de Cirila encajado entre dos pedrones, con su brazo levantado y el cuerpo completamente desnudo. En la cintura conservaba un pañuelo fuertemente atado que contenía un envoltorio con cinco monedas grandes de oro y un estuche de plata con el retrato de Jovito.

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(*) El autor fue Director de la antigua Escuela N° 393 (hoy 32226)-Huallanca-Año 1948.

FUENTE: Revista “ECOS DEL 393” -1952-Director: Raúl Córdova Alvarado.

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Edición N° 139 – 08/04/2024

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