Cuento:
ÑATÍN MIRCAPA
Félix Vargas Córdova
(+)
En época no precisada,
vivía en Huallanca un hombre muy aficionado a la caza, especialmente del
venado; cuya carne era muy apreciada por su sabor agradable. Recorría uno y
otros lugares próximos a la ciudad o lejano de ella, en busca de su presa,
cargado sobre el hombro a su compañero infalible que para aquel entonces era
una moderna escopeta. Mayormente frecuentaba irse de caza por la ruta de
Azulmina unas veces, y otras, por Matash. Un buen día alistó su fiambre
consistente en cancha, queso, charqui asado, coca, cigarro y aguardiente; éste
último para contrarrestar el frío; el cigarro y la coca para cumplir con la
costumbre de chacchar con el fin de satisfacer al “jirka”, personaje mítico, le
permitiera encontrar con facilidad a su presa codiciada.
En una de esas
correrías, el cazador se dirigió al cerro Azulmina ubicado aproximadamente a 5
km. de la población, se hiergue como un
celoso guardián en la portada del fundo
Matash. Luego de cumplir con el rito folklórico de chacchar y “obsequiarle” el
cigarro y las mejores hojas de coca al “jirka”, comenzó sus acechanzas en busca
del rumiante deseado, que no tardó en aparecer. La inocente víctima sin darse
cuenta de la presencia de su enemigo, cogía tranquilamente su alimento. Aquel
apuntó y de un certero disparo hizo rodar inerte a su víctima, sin presagiar la
noche fatal que le esperaba.
Pocos instantes después
se desató una tempestad con relámpagos, truenos y una lluvia torrencial que no
paró hasta avanzadas horas de la noche. Para librarse de la copiosa lluvia, el
cazador, se ubicó al pie de un peñasco, resignándose a pernoctar en su
ocasional “alojamiento”, masticando sus hojas verdes de coca y fumando, y por
ratos ingiriendo buenos sorbos de aguardiente para contrarrestar el intenso
frío; pero el sueño pudo más que su deseo quedándose dormido profundamente. El
sueño no fue como de costumbre, sino que se durmió para siempre, ya no despertó
nunca más.
Mientras tanto, en
Huallanca, sus familiares alarmados porque no había retornado el cazador, se
organizaron para ir a buscarlo, pensando que algo malo había ocurrido. En
efecto, llegado al lugar iniciaron la búsqueda; luego de rastrear la posible
ruta que habría seguido el desaparecido, lo encontraron muerto. Acongojados por
lo sucedido procedieron a trasladar el cuerpo inerte. Ya en la población, las
autoridades le practicaron la autopsia correspondiente; grande fue la sorpresa
de todos al percatarse que el difunto no tenía su hígado. Por lo que surgió la
creencia de que “jirka” se lo había comido dicho órgano.
A partir de ese
acontecimiento trágico se conoce al cerro con el nombre de Ñatin Mircapa
“fiambre de hígado”; pues se cree que se lo sacó para su alimento o fiambre,
como castigo al furtivo cazador que estaba exterminando “sus animales” que
tenía en ese lugar.
--------------------------------------------------------
N.R: Este relato fue redactado por Omar Llanos Espinoza, en
base a un manuscrito entregado por el autor (1985) y las conversaciones
personales sobre el pasado de Huallanca, más algunos cuentos y anécdotas muy
interesantes. Don Félix Vargas falleció el año 2005.
--------------------------------------------------------
Omarlle2020@gmail.com