Somos únicos
Rolando Húbner Marcos Picón
Para nadie es un secreto que somos una sociedad de consumistas o depredadores, somos la generación de usar y botar. Día a día somos bombardeados por anuncios publicitarios, que nos ofrecen productos para “nuestro bienestar” sin esfuerzo, "rapidito", "ligerito", milagroso y novedoso; pero todo sólo sirve para convertirnos en simples consumidores sumisos. Por cuánto tiempo y a qué precio puede una sociedad vivir a este ritmo, pues el tiempo parece ser corto y el costo es demasiado alto, por el agotamiento de recursos, la contaminación, el calentamiento global, la desaparición de nuestros glaciares, la escasez de agua; son pasivos que ya nos están pasando factura, pero parece que esto poco importa, lo que queremos es saber cuándo es la próxima fiesta.
Acudiendo a nuestra memoria colectiva podemos decir que, somos únicos, que día a día despertamos con el temor y la incertidumbre de saber que habrá pasado, encendemos el televisor para ver las principales noticias y nos encontramos, con feminicidios, accidentes, amores y desamores en la farándula, noticias de autoridades acusadas de robo, tráfico de influencias, malversación y la coraza que cubre a los que más tienen … salimos a la calle y en la esquina del movimiento, donde las noticias y la chismografía corre, nos enteramos de la próxima fiesta, de la banda de músicos, de los cantantes o grupos musicales que van a venir. Somos únicos porque nos gusta divertirnos, porque lo hacemos escuchando nuestra banda y brindando con nuestra cerveza; ya mañana veremos qué hacemos para comer.
Somos únicos en Huallanca por tradicionalistas porque sacamos pecho por nuestro baile de negritos, por nuestros carnavales, por nuestros toros bravos, por nuestra ganadería, o porque en el pasado ganamos un premio al mejor queso, cuando los quesos huallanquinos eran exportados a Europa.
Somos únicos porque admiramos a personajes como Sapcha Vargas, o Chimu Zelaya, y siempre nos narran historias con sentimientos encontrados, de que en el pasado hemos sido grandes ganaderos, hombres y mujeres valientes, historias de arrieros, donde curtidos huallanquinos dormían donde les caía la noche sin importarles el frío, la soledad, ni la nostalgia, en chozas abandonadas o en los cementerios, que iban arreando recuas, llevando el mineral extraído de los asientos mineros y volvían trayendo artículos de pan llevar, que en el camino de Huallanca a Cerro de Pasco por el cañón de Huagtahuaru o a la costa atravesando la cordillera El Burro se enfrentaban con ladrones y bandoleros; pero toda esa grandeza ha desaparecido o está en crisis, ya no se escucha hablar del queso huallanquino como el mejor, ya no se habla del éxito de nuestros paisanos, nuestras costumbres se han hecho monótonas y la celebramos en cualquier fecha.
Somos únicos porque nos enorgullecemos por nuestro pasado, pero nos gusta lo importado, nos creemos gringos, copiamos fiestas y costumbres ajenas, nos vestimos de acuerdo a la moda, hablamos de nuestras fiestas con orgullo, la publicidad nos está enseñando a venerar el pasado, nos están mintiendo nos están vendiendo, productos, cosas y servicios que no necesitamos y a cambio nos niegan una ocupación segura, una vivienda decente, con servicios básicos garantizados, y una mesa donde no falte el pan de cada día.
Somos únicos porque siempre nos han dicho, “somos un mendigo sentado en un banco de oro” que nunca dejamos de ser mendigos, o nunca nos hemos dado cuenta que la banca en la que nos sentamos es de oro y que mientras nosotros bailamos, nos divertimos, son otros los que se están llevando el banco y tal vez algún día, cuando despertemos miremos, que ya no tenemos banca.
Toda esta realidad en Huallanca refleja que hemos sido absorbidos por la publicidad por aquella que no tiene identidad, aquella que maneja el mercado, que te dice qué comprar, dónde comprar, qué usar, aquella que nos ha arrastrado al consumismo, todo esto va dando luz a inventar día a día más motivos para seguir celebrando, seguir siendo bombardeados por productos publicitarios, afiches, volantes, paneles…pero todo siguiendo instrucciones para mantenernos, "quietecitos" en silencio, y ajenos o esquivos a escuchar lo que realmente sucede a nuestro alrededor, los problemas reales que como pueblo tenemos, o acaso esto refleja nuestra identidad de cómo somos o cómo nos ve la gente.
Esto no es casualidad como muchos lo creen, para todo esto ha habido un estudio de mercado, donde han visto, quien es quién, que queremos, que nos gusta, y por qué; con el estudio hecho nos han empezado a organizar cada vez más y más eventos , y nosotros como pueblo hemos pasado a ser consumidores. Si esto no es un esquema díganme ustedes qué es, pero ¿quiénes quieren mantenernos callados?, ¿hay a quienes les interesa tenernos entretenidos?, ¿hay a quienes les gustaría tenernos pasivos, en silencio y ser fácilmente manipulado? Sí. Hay quienes tienen intereses particulares de que el pueblo no despierte.
Como pueblo estamos lleno de gente buena, que podemos cambiar, sé que podemos recuperar para nuestra tierra el estatus que nosotros mismos le hemos arrebatado por nuestro mal comportamiento, podemos hacerlo porque hemos hecho cosas maravillosas; vamos a sacarnos la etiqueta de generación consumista y vamos cambiarla por la de trabajadora, amable, y juntos construir el bienestar de todos quienes somos parte de esta gran ciudad.