miércoles, 1 de marzo de 2017

Yo opino:

Desarrollo sostenible
Rolando Húbner Marcos Picón
El pasado fin de semana, para ser más exactos el día 24 de febrero del 2017 se llevó a cabo en Huallanca un Paro General en contra de las empresas mineras Santa luisa y Antamina  ”... por el incumplimiento de muchos convenios y por la falta de aporte económico por concepto de responsabilidad social “; decía  así uno de los anuncios que circuló por las calles. El  paro fue convocado por el Alcalde del Distrito,  las asociaciones de base y las comunidades campesinas.

Fue una marcha pacífica donde se escuchó la voz de reclamo y malestar de muchos de nuestros paisanos, y es que efectivamente como pueblo minero creemos que nos merecemos un mejor trato, que los convenios y compromisos se cumplan, queremos socios estratégicos que compartan con nosotros esa visión de futuro próspero.

Pero creemos que, para empezar debemos de poner la casa en orden, como: ¿Cuánto se ha avanzado en ganadería y en agricultura, en los últimos años?;  ¿cuál es el presupuesto anual de la Municipalidad de Huallanca?; ¿cuándo va haber una reunión para la rendición de cuentas?; ¿cuáles son las obras que se vienen realizando y cuánto se ha avanzado?; ¿dónde o cómo se está invirtiendo el dinero proveniente los ingresos propios?; ¿cuál es la visión a futuro que como pueblo tenemos y hacia dónde vamos?; ¿cuánto es el ingreso por canon minero, regalías, y demás tributos que como pueblo percibimos? . O acaso nuestras autoridades son ciegos, sordos y mudos, cuando se les pida que rindan cuentas. Muchos ciudadanos aún recordamos los presupuestos fabulosos que como pueblo hemos tenido y hasta hoy no sabemos dónde han ido a parar.

El desarrollo de nuestro pueblo va más allá del apoyo filantrópico de las empresas mineras o de la entrega de  dinero; es el compromiso que debe asumir las empresas, el pueblo y el estado.
Las relaciones entre estos tres entes del desarrollo deben ser buenas con objetivos en común; pero lo que encontramos  o vemos está enmarcado en una mutua desconfianza, donde la población no cree en las empresas ni en el estado, las empresas no creen en el estado ni en el pueblo y viceversa; generando desconfianza, y  la escasez de credibilidad en las acciones y promesas de cada uno.

El desarrollo sostenible no debe ser entendido como un anuncio político, o una frase de moda o donación de buena voluntad de las empresas, sino debemos verlo como una visión de futuro: Qué vamos hacer, a qué nos vamos a dedicar cuando la minería no esté más en nuestro pueblo; para eso necesitamos trabajar en proyectos de desarrollo productivo, que deben  ser desarrollados en forma individual y como en forma grupal, llámese las comunidades campesinas.

El desarrollo de proyectos productivos debe involucrar a todos, para convencernos que somos capaces, para creer en nosotros mismos, y pensar que podemos resolver nuestros problemas y trabajar por un futuro más próspero, sin necesidad de estar permanentemente estirando la mano para pedir dinero.

Tenemos la responsabilidad de formular propuestas de desarrollo sostenible para implementar nuestra visión de pueblo como: creando consenso, no podemos estar divididos o buscando cada uno sacarle una tajada a la torta, evaluar nuestras potencialidades y debilidades en base a un estudio de zonificación, ponernos de acuerdo en una visión de desarrollo que favorezca a todos. El compromiso de la empresa privada en desarrollar este proyecto trabajando juntos, queremos al buen vecino, no al inquilino, que sólo se dedica a ayudas filantrópicas, pero para esto necesitamos sobre todo saber qué queremos como pueblo.

Desterrar a esas manos mezquinas, al conjunto de gente oscura que no tiene ningún compromiso con el pueblo, menos con los huallanquinos.