HUALLANCA: ¡ ESPECTACULAR !
Rolando Húbner
Marcos Picón
Las Fiestas Patrias y la
Feria Taurina 2016 realizadas en Huallanca, merecen un comentario y reflexión sobre lo que son y debe ser las fiestas tradicionales, especialmente las corridas y sus atractivos turísticos.
En primer lugar expresar las felicitaciones
a la autoridades de la Municipalidad Distrital, a la comisión organizadora, a los comisarios de toros, a los aficionados, a los huallanquinos taurinos que presentan toros en
calidad de libre; a quienes año a año
hacen lo posible el reencuentro y la unión de toda la familia huallanquina.
Es importante resaltar la presencia de muchos visitantes, entre ellos turistas, que vienen a conocer de cerca a la “tierra hermosa
rica y generosa”, y de paso, a conocer
nuestras raíces, a preguntar sobre nuestras costumbres, a degustar de nuestra
variada gastronomía, y sobre todo, seguros para pasar momentos agradables e
inolvidables en sus vidas.
Somos un pueblo que conserva un
impresionante conjunto de valores culturales, artísticos y naturales, riquezas
que deben ser revalorados y preservados por ser maravillosos. Huallanca es un
pueblo que hasta hoy no ha sabido vivir del turismo, pese a tener importantes
atractivos como las aguas termo-medicinales de Azulmina, zonas arqueológicas,
hermosos bosques de eucalipto, paradisiacos paisajes, las huellas de los
dinosaurios, sus cañones, sus estancias ganaderas; donde el turismo vivencial parece que a
nadie o a muy pocos le importa; la gran variedad de nuestra gastronomía,
nuestras costumbres y tradiciones; y lo más importante la amabilidad y
hospitalidad de nuestra gente. Todo esto
pertenece a un pueblo maravilloso, un paraíso llamado Huallanca.
No hace mucho, o quizás si hace
mucho tiempo, nuestras tardes taurinas han sido el único motivo que tenía mucha
gente para visitarnos y gozar de cuatro tardes de toros; de emociones, risas,
llantos, de melancolía, y seguro de alegrías; confundidos en un solo abrazo,
gritábamos: ole, ole, ole…, cuando veíamos a nuestros paisanos enfrentarse a los
toros , y como niños con la boca abierta gritábamos ¡espectacular,
impresionante!. Y entonces me pregunto
¿por qué queremos imitar a otros pueblos si lo nuestro es espectacular?, ¿por
qué queremos dejar de ser lo que somos para intentar parecernos a algo que no
nos pertenece que no es de nuestra historia?
Quedémonos con lo nuestro, con
nuestras cosas pequeñas pero a la vez gigantes, con nuestros aficionados, con
nuestras tardes de toro de capea sin la muerte del toro (a lo portugués, de
donde heredamos esta fiesta), con la destreza de nuestros laceadores,
quedémonos con nuestros huaynos, mulizas y pasacalles, con nuestra “tranca
afuera toro bravo”; pero por lo demás, quedémonos con la amabilidad de nuestra
gente y gritemos una vez más: ¡Huallanca, tierra hermosa rica y generosa!.
A nuestras tardes taurinas lo
llamamos tradiciones, porque son trasmitidas de generación en generación, y
porque sirven para enriquecernos socialmente, para fortalecernos como pueblo,
porque forma parte de nuestra identidad como pueblo. Es evidente que los
cambios sociales, el tiempo, han hecho que todo cambie y no debemos confundir renovación de las
cosas con cambios sin sentido, estamos con demasiada ligereza catalogando como
tradicional actos y hechos relativamente novedosos, y puedo decirles sin temor
a equivocarme que nuestras tradiciones nos están dejando o estamos cambiando.
Nuestras raíces están siendo
cambiadas o estamos siendo conquistados por otras , y poco a poco estamos
perdiendo nuestras tradiciones y costumbre que deben ser el orgullo de nuestra
tierra.