viernes, 19 de agosto de 2016

Yo opino:

Crisis de prestigio
Rolando Húbner Marcos Picón
El día 18 de agosto del 2016, seguro quedará grabado en las páginas de la historia de Huallanca; el señor Teófilo Marcos Cervantes, retomó su cargo como alcalde; salió de su casa en el jirón Tarapacá con un grupo de simpatizantes que lo acompañaban con globos de color celeste, y rodeado de un gran número de personal de seguridad ciudadana. Qué quería mostrarnos el alcalde; que es un todo poderoso, tienen miedo a sus paisanos, o acaso nosotros tenemos que tenerle miedo a él, o es el manejo de uno de sus asesores de imagen.

Los políticos deben cuidar su prestigio, y ganarse el respeto de su pueblo; no imponer respeto ni pretender que se le tenga miedo. Necesitamos representantes honrados y con agallas para iniciar un cambio radical en la forma como se están dirigiendo los destinos del pueblo; cuya esencia es la heterogeneidad, el respeto al pluralismo y la libertad de expresión, el respeto a quiénes pensamos y  opinamos diferente al coro que cantan sus simpatizantes.

Como ciudadanos necesitamos autoridades que tengan voluntad política para encaminarnos rumbo al sitial que como pueblo nos merecemos; creatividad para buscar financiamiento para desarrollar obras que cumplan con ser sostenibles, y mucha humildad para aprender de las experiencias exitosas de pueblos vecinos.

Los huallanquinos estamos estáticos, nadie levanta la voz frente a las mezquindades, nadie quiere comprarse el pleito y todos hablan en voz baja; parece que la característica fuera perfil bajo y resignación, esto es lo que nos toca, mientras el ego de quienes nos dirigen se alzan más, acumulando capital político para las futuras pretensiones de nuestro alcalde.

Lamentablemente ésta es una historia repetida en Huallanca, y que brinda muy pocas esperanzas de un cambio genuino, al menos del que esperaba la población. Somos un pueblo minero, vivimos en épocas de vacas flacas, la pobreza está tocando nuestras puertas, y lamentablemente no hemos sido capaces de abandonar la costosa adicción, de depender exclusivamente de la minería y de desarrollo sostenible; solo quedaron los discursos y un montón de actas de compromisos y buenas intenciones.

Podremos aspirar a que este patrón de conducta política y esta manera de gobernar alejada o de espaldas al pueblo y todo modelo cerrado cambie hacia algo más participativo, con mecanismos democráticos más abiertos y con liderazgos construidos de manos de todas las organizaciones sociales, qué rol nos corresponde  a los huallanquinos, quienes hemos descuidado nuestra responsabilidad. Reflexionemos y cuestionémonos por lo que está pasando en esta nuestra  tierra a la que decimos querer mucho.