martes, 26 de julio de 2016

Yo opino:

Huallanca les espera

Rolando Húbner Marcos Picón

 “Cielo serrano el más bello”, canciones  que uno aprende sin saber cuándo. Huallanca Tierra hermosa y Generosa; pueblo que sabe mantener viva la herencia dejada por nuestros antepasados, tradiciones que no sólo perduran sino que se están engrandeciendo cada día más.

Quién no ha sentido erizarse los vellos, un nudo en la garganta, o no ha sentido humedecer su mirada al ver a la cuadrilla de negritos la semana pasada en Lima, Huánuco, Barranca y otros sitios más bailado por nuestros hermanos. Por esos hijos huallanquinos a quienes el destino los condenó a un autoexilio en busca de un mejor porvenir, sin embargo seguro en todo estos lugares bajo las andas de la Virgencita del Carmen han pedido se haga posible la promesa que un día hicieron al salir del seno de nuestro pueblo “seguro que algún día volveré”.

Huallanca es hoy un pueblo que se viste de gala para honrar el retorno del hijo amado, se vistió de ciudad para agasajar a sus más ilustres visitantes, y este día quedará grabada en la historia y en la memoria de todos como el día en que la devoción por la Virgen del Carmen es el nexo de unión entre tantas generaciones.

Todos siempre terminamos volviendo a la tierra donde fuimos felices, a esos rincones escogidos por el destino, lugares que creímos iban a ser eternos; únicos ilimitados esos lugares que uno no olvida y que sirven muchas veces como dosis de aliento para poder continuar.

Así cuando vuelvan seguro recordarán la iglesia matriz, la plaza de armas, la plaza de Carmen Alto, muchos sus calles empedradas, cada vez más escasas ahora, recordarán su juventud, andando de corral en corral o entre juegos y risas recordarán a amistades que, nunca se olvidan días felices que parecían nunca acabarían, nuestras tardes taurinas, noches de serenata, o acaso la hermosura de un nuevo amanecer.

Pero yo les digo, en la plaza de armas aún venden esos helados de leche hecho artesanalmente, todavía nos reunimos amigos y familiares a tomar el lonchecito a las 4 de la tarde, en nuestras pláticas recordamos aún a grandes aficionados al toreo, como Ildefonso Martel, Feliciano Gamarra Espinoza, Oscar LLanos Reyes, Adalberto Espinosa, German Barrenechea, Jorge Shera Gamarra, a Celi Pajuelo, a nuestro querido y siempre recordado Cchimú Zelaya, aún se cuentan historias de domadores de toros como Sapcha Vargas , Enrique  Palacios (mushura) y muchos otros más.

En noches de luna aún salen nuestros jóvenes a dar serenatas o a cantar en la plaza de armas degustando del famoso chinguirito para aplacar el incesante frio.
Aún nuestros atardeceres son majestuosos, adornado por hermosos cerros o jircas como el San Cristóbal, Sagrapetaca, Cachipata , o el Cuerno punta.
Todavía muchas veces contemplamos el vuelo de los cóndores cual amos y señores manchan de negro el azul del cielo.
Aún en nuestras estancias las serpenteantes aguas del rio o riachuelos sirven para aplacar la sed de los toros bravos.

En las noches la luna alumbra las calles y es testigo eterno de muchas historias de amor y desamor que nadie escribe y que muchas veces quedan grabados en nuestras mentes o son guardados en el rincón donde se guarda lo que desechamos.

Todavía conversamos de tardes de toros en la “Bombonera” donde armábamos nuestros palcos al son de hermosos huaynos interpretados por la bandas de músicos contratados `para la ocasión, se cuentan anécdotas reales como algunos terminaban de armar sus palcos cuando la corrida de toros ya había empezado.Ustedes se marcharon pero los que nos quedamos seguimos tratando de conservar lo hermoso de nuestra tierra.

El éxodo comenzó en los ochenta noventa fueron décadas donde lo mejor de la juventud huallanquina migró a las grandes ciudades a no volver;  pero uno siempre vuelve a su tierra.

Aún en las tardes taurinas se escucha nombrar a los toros, su procedencia, su comisario, a sus propietarios y aun vemos a estos últimos cuando el toro es bueno henchido de emoción querer entrar a torear.