lunes, 18 de julio de 2016

Yo opino:

Hasta cuándo
Rolando Húbner Marcos Picón
El  ex Alcalde de Huallanca, Teófilo Marcos Cervantes, ha sido sentenciado e inhabilitado para ejercer cualquier cargo público por un periodo de tres años; en su remplazo asumió  la función de Alcalde el Teniente Alcalde, Manuel Andrade Bailón. Esta Resolución del  Jurado Nacional de Elecciones fue publicado en el diario oficial el Peruano el 23 de junio del 2016, y muchos lo conocimos por este medio; porque los diarios de circulación regional y provincial no han dicho nada o no les interesa nada.

Hoy tenemos nuevo Alcalde, pero en los pasillos del municipio se anuncia que el ex alcalde estaría retornando en uno de estos días a reasumir sus funciones; esto está creando un caos y un desgobierno, ¿pobre Huallanca, los huallanquinos nos merecemos esto?

En las últimas elecciones municipales elegimos un alcalde que, a mucha gente no le gusta, muchos lo aplauden, y otro tanto lo tolera. Esta oscilación desde un gobierno ilusionante para un grupo, para otros ajena, y seguro para algunos indiferente nos confirmó antes del primer año de gobierno municipal que, la luna de miel con sus regidores había terminado dando paso a una serie de conflictos internos, que empezaron a salir a la luz en las reuniones de la mesa de desarrollo; esto nos muestra que, una vez más que los huallanquinos nos equivocamos al elegir a nuestros representantes.

Estos últimos meses estamos asistiendo a una crisis política que nos está mostrando el deterioro político, económico y moral. No hablo de falta de dinero en la municipalidad, sino de una crisis de valores que en nuestro pueblo se está haciendo común; donde todos parecemos soportarlo, lo toleramos o nos hemos acostumbrado en tan poco tiempo a vivirlo sin que nadie quiera objetar, cambiar, censurar, o castigar  a quienes los cometen o a quienes quieren vivir a costa del pueblo.

Estamos padeciendo de una crisis, el pueblo está sin rumbo, porque aunque me duela decirlo y reconocerlo, estamos moralmente enfermos como resultado del deterioro acelerado de nuestros valores como el respeto, la gratitud, la solidaridad, la generosidad etc. ; valores que, hasta no hace mucho, era nuestro orgullo.

Somos un pueblo pequeño donde todos nos conocemos, por eso no entiendo por qué se nos hace tan difícil elegir cada cuatro años  al grupo de ciudadanos con cualidades éticas, morales, con valores, con amor y compromiso para el desarrollo de nuestro pueblo y con la suficiente capacidad para guiar, administrar  y enrumbar a este pueblo al sitial que se merece; entonces, seguro no tendríamos autoridades con denuncias pendientes, sean administrativas o judiciales como consecuencia de sus conductas alejadas de la sana práctica administrativa.

Lo que está sucediendo en Huallanca es la disputa por el poder y el gasto público no puede ni debe de ser visto como algo normal, desde cualquier punto de vista, debemos escandalizarnos, reaccionar, movilizar a todos, informar;  porque estos hechos nos muestran el deterioro social del cual estamos participando, y tenemos que reflexionar, si hay formas de salir o por el contrario tenemos lo que nos merecemos, y para nuestro pueblo no hay más solución que seguir esperando.

Y esperar a quién o a quiénes, la esperanza proviene de confiar en el esfuerzo y la voluntad de los huallanquinos, de aquellos hombres y mujeres jóvenes herederos de esa raza noble e indomable raza que fue capaz de retar la fuerza de la naturaleza con barreno en mano y a todo pulmón  abrirse paso en los cañones de Quitacalzon y Huagtahuaru;, ellos serán los únicos que empujarán a este pueblo rumbo a un cambio real.

Huallanca está por encima, de sus gobernantes, de sus dirigentes, de sus partidos y de quiénes forman parte de su círculo de simpatizantes. Ninguna aspiración individual por muy legítima que esta sea, puede estar por encima de los sagrados intereses de nuestro pueblo.