Semana Santa, semana de reflexión
Rolando Húbner Marcos
Picón
Esta semana los cristianos
celebramos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo,
elemento central de nuestra fe. En
Huallanca, como es costumbre, la demostración de fe está representada por
noches de procesión con una asistencia masiva de ciudadanos y muchos
visitantes, Son días de intensa actividad que lo utilizamos para la meditación,
reflexionar sobre la vida, la familia, la fe y para rememorar la vida de Jesús.
El mensaje principal de esta
semana es la entrega del amor incondicional, es difícil entender toda la
pasión, comprender como el hijo de Dios, capaz de convertir el agua en vino,
curar a los enfermos, hacer caminar a los paralíticos, hacer ver a los ciegos,
resucitar a los muertos, etc .Permitió ser humillado y murió
crucificado en la cruz, sin odio, sin rencor, tan solo con palabras de amor y
terminar diciendo “padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Jesús fue capturado, sentenciado
y entregado a la muerte por la radicalidad de su mensaje que desafiaba la forma
de vivir de la jerarquía religiosa de su época, caracterizada por la
intolerancia, y lo cambió por la compasión, el amor incondicional y el
desprendimiento.
Esta semana debe servir para
hacer un alto en nuestro camino, observar nuestro desarrollo como personas y
pensar cuál ha sido nuestro aporte brindado a nuestro pueblo tan necesitado hoy
de sus hijos. Por eso en estos días de
descanso, tomemos unos momentos para reflexionar cuál ha sido, o cuál es
nuestro papel en la construcción de nuestro pueblo en lo social. Como sabemos,
en estos últimos años se han presentado un espiral de denuncias por malos
manejos en la administración de nuestro municipio; esto se debe principalmente
a la continua pérdida de nuestros principios morales.
Nuestra sociedad cada vez más
individualista nos convierte poco a poco en personas egoístas, dispuestas a
casi cualquier cosa por alcanzar los placeres que suponemos nos darán la felicidad,
cuando esta se encuentra en la familia, en los hijos, en nuestro pueblo en la
sociedad, cuando hacemos lo que nos enseñó nuestro Señor: dar amor incondicional, compasión y perdón, a
servir con humildad y de corazón a los demás; este seguro es el mejor camino
para seguir a Jesús y demostrarle nuestra fe.
Una demostración de fe pudimos
ver a la salida de la procesión de la iglesia de Carmen Alto, y cuando lo hizo
de la iglesia Matriz, a algunos fieles que besan la imagen y lloran en
silencio, frotan con un pedazo de algodón los pies de la imagen y se la
guardan, como queriendo compartir su dolor y hacer más liviana el peso de la
cruz, algunos toman fotos, filman, cantan y oran con gran devoción.
En las calles centenares de
creyentes acompañan con cánticos, oraciones o al compás de una banda de
músicos, la procesión que se va abriendo pasos lentamente, el intenso frío, ni
las lluvias doblegan la fe de quienes creen, muchos que retornan a nuestra
tierra en esta fecha, agradecen a Dios por el milagro de volver a compartir
estos momentos con la familia, los amigo, o con los paisanos.
Son necesarias estas reflexiones
porque se está perdiendo el carácter sagrado de la Semana Santa, y se está
convirtiendo para la mayoría en una semana de ocio, diversión y borrachera,
olvidando los misterios de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor.
Espero una reflexión colectiva
que nos permita discernir lo que debemos conservar, reparar, renovar o
sustituir para construir una sociedad más justa regida por los principios que
nuestro Señor nos ha enseñado, sigan disfrutando del dulce de papas, del mishqui
canca o dulce de queso, de las rosquitas de los pasteles que son únicos, y que
Dios los bendiga.