sábado, 23 de agosto de 2014

Yo opino

En la hora de la verdad
Rolando Húbner Marcos Picón
El ambiente electoral en Huallanca creo que ya llegó a su punto más alto, o como se diría ya terminó de calentarse. Las acusaciones fáciles compiten con agravios e insultos entre unos y otros candidatos. No todos, es cierto. Algunos  convencido de su auto proclamado rol de gran líder, interviene con entusiasmo en la fiesta democrática, afirmando, con el curioso sentido del humor que los caracteriza, que ellos son los mejores y hasta los indispensables en guiar los destinos de nuestro pueblo, mientras que otros de nuestros candidatos parece que ya se convencieron de su derrota y  buscan otros acomodos, no quieren seguir en la lucha pero que malos jugadores resultaron estos señores.
La gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas jóvenes, especialmente los que viven en las comunidades campesinas donde la gestión municipal se toma más tiempo en llegar, tienen algunas prioridades que plantear y discutir con los candidatos. No podrían pasar por alto los temas que atañen a la juventud y que la afectan directamente en el alcance de su desarrollo. Para Huallanca, el inminente periodo denominado de bonanza minera, constituye una ventana de oportunidades que proponen la mayoría de los candidatos.
Hemos ingresado a la etapa final del proceso  electoral, vemos los acomodos, los cálculos políticos y los cambios de camisetas, mostrándonos una vez más sus intereses personalistas, como ha sucedido en el pasado, poco o nada sobre ideas o planteamientos de los que aspiran a ser Alcaldes. Pese a que en Huallanca no necesitan inventar nada porque las necesidades saltan a la vista, y no tienen que ofrecernos maravillas, sino soluciones a los problemas que aquejan a nuestra población, como: educación, salud, agua potable, energía eléctrica, el desarrollo del campo y las comunidades campesinas, el plan de ordenamiento territorial el problema del agua  los acuerdos y convenios con la minería que va iniciar sus operaciones en la cabecera de cuenca como son las mineras Milpo y Santa Luisa.

Entonces los jóvenes que hemos vivido esta etapa de bonanza minera tenemos que empezar a comprometernos más con el desarrollo de nuestro pueblo y ser actores principales de la situación que estamos viviendo, reconociendo los errores, denunciando la creciente desigualdad social y declarando nuestro  compromiso de trabajar para transformar esta realidad.
Somos “hijos de la bonanza económica y minera” que le ha tocado vivir a nuestro pueblo, de una sociedad mercantilizada donde la democracia se ha ido diluyendo en el individualismo, y “en algún momento de este proceso dejamos de pensar qué modelo de sociedad queríamos porque no lo creíamos necesario y el totalitarismo de la indiferencia empezó a instalarse en nuestras vidas”.  Sin embargo, debemos  quitarnos la venda de los ojos” y ahora constatar el déficit de la democracia, el desprestigio de las instituciones políticas, la polarización ideológica que dificulta el diálogo, los riesgos del absolutismo de la técnica y una creciente superficialidad que invade todos los ámbitos de la vida, los altos índices de corrupción que carcome a nuestra sociedad como una enfermedad endémica, que nos anuncia se hará crónica si no participamos en el desarrollo de nuestro pueblo.
El rumbo del futuro es incierto, sí, pero es también moldeable desde el ahora. Los jóvenes sabemos que el presente es la única ficha que tenemos para jugar al mañana, y el mañana nos importa. Nos importa porque ese mañana somos nosotros y nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, nos importa cómo nos importa el ahora que somos. Entonces, queremos decirlo, queremos que aquellos que pretenden engañarnos con promesas falsas sepan que no nos quedaremos callados.

Tenemos el sueño de avanzar hacia una sociedad justa, tenemos el deber de construirla y la esperanza de que es posible. No queremos ni podemos seguir indiferentes cuando unos cuantos echan atrás el progreso que ha costado tanta lucha, tanto sacrificio; cuando unos cuantos se atreven a amenazar irresponsablemente el destino de toda un pueblo a cambio de espejismos inútiles y vacíos como los son el dinero y el poder este 5 de octubre los jóvenes tenemos la obligación de elegir buscando que nuestro voto sea útil para nuestro pueblos.

A pesar del desconcierto que provoca encontrarse en medio de un cambio de época, donde la bonanza económica parece que llego a su fin, enfrentados a la “imposibilidad de lograr muchos de los proyectos personales y comunitarios con que nos habían enseñado a soñar”, El Huallanca mejor aun es una tarea pendiente por lo cual nos negamos formar parte de quienes creen que ya todo está perdido. Por ello, este manifiesto quiere ser una llamada a la esperanza, en el que se comprometen e invitan a recuperar la fraternidad y trabajar por lo común, combatir el individualismo y la indiferencia, y cuidar a la persona en su integridad el Huallanca bello hermoso y generoso si es posible.