Reflexiones de fin de año
Rolando Húbner Marcos Picón
El fin de año, a bailar nuestro tradicional baile de los negritos, la
comelona, la borrachera, entre pasacalles, silbidos y aplausos, pero también
debe servir para la reflexión sobre lo actuado, para planificar el futuro
próximo.
Este 2014 es un año electoral y la campaña para elegir a las próximas
autoridades lo empezaron antes del pitazo inicial, además, coincide con una
coyuntura política que necesariamente nos obliga a repasar el rumbo que lleva
nuestro pueblo, si es realmente
correcto. Faltan pocos meses para que nuevamente hagamos el ejercicio
democrático formal de acudir a las urnas, reafirmándonos así que la democracia
– aunque plagada de imperfecciones – sigue siendo la mejor forma de gobierno
para nuestro pueblo, dándonos la libertad de elegir al más capaz.
Si nos preguntaran hoy a todos los huallanquinos cuáles son las prioridades que
el alcalde (saliente y entrante) debieran enfrentar, los principales retos o
amenazas, oportunidades ó grandes temas, que demandan la atención de nuestras élites,
posiblemente la lista no estaría muy lejos de lo siguiente: unidad entre todos
garantizándole a nuestras futuras generaciones un mundo mejor; que juntos
empresas, pueblo y autoridades empujemos el carro del desarrollo en la misma
dirección; condiciones físicas para hacer producir nuestros campos y poco a
poco crecer económicamente; contar con una escuela y centro de salud al
servicio de todos; saber que si por
alguna razón me va mal, hay una red mínima de protección que no me dejará caer
al vacío de la miseria. Cosas que no son del otro mundo, pero que
por ahora y a ratos nos parecen tan lejanos y míticos.
Estos son temas centrales que la población quiere escuchar, y no solo
frases bonitas, o campañas plagadas de regalos, como polos, llaveros, gorros;
mi pueblo ya maduró y cualquiera que pretenda plantearse como una opción seria
en las próximas elecciones deberá hablarnos con franqueza sobre su visión del
financiamiento y el rol de nuestro pueblo.
Todos queremos ser
mejores, pero no lo logramos. Vemos los planes presentes, los futuros, lo
errores cometidos, las áreas que hay que mejorar, los problemas por resolver,
las barreras por derrumbar, las decepciones, el intentarlo de nuevo, ser mejor
padre, mejor hijo, mejor esposo, mejor amigo, mejor en el estudio, mejor en el
trabajo, mejor ser humano, mejor cristiano… ¡Todos nos proponemos cada año ser
un hombre nuevo y volvemos a ser el mismo hombre viejo!
Es verdad. Yo no puedo, usted no puede,
nadie puede solo, por sí mismo, cambiar ni resolver sus problemas. Nuestras
fuerzas, intelecto, tiempo, capacidades no son suficientes. ¡Dependemos de Dios
para lograrlo!
Si en Navidad, al llegar al final del
año, Jesús naciera realmente en nuestros corazones podríamos lograr ser hombres
y mujeres nuevos, y con la fuerza que Dios nos da a través del Espíritu Santo
alcanzaríamos nuestras metas, resolveríamos muchos problemas, poco a poco, paso
a paso, sin desesperarnos. ¡Únicamente así lo lograríamos!
Cuando reconocemos que solos no somos
capaces, cuando nos despojamos del orgullo, de la soberbia, de la
autosuficiencia, de la vanidad, de creernos capaces de todo, y postrados ante
Dios reconocemos humildemente nuestra impotencia y ponemos nuestra confianza en
Él… entonces sí podemos hacerlo todo, con humildad y mucho trabajo un feliz año
2014, un abrazo y PROSA CARAJO…!