Ni perdón, ni olvido
Rolando Húbner Marcos Picón
Es
evidente que en todos los sectores de Huallanca, las denuncias por actos de
corrupción sean temas de conversación y hasta de malestar frecuente. Muchos no
acabábamos de sorprendernos por los resultados del peritaje contable realizado
a la municipalidad por la Tercera Fiscalía Anticorrupción, y los principales
diarios de Huaraz y de la Región Ancash aparece otra noticia que no solamente
sorprende, sino indigna. La Tercera Fiscalía Antitcorrupción de lucha contra la corrupción de funcionarios pide once años de prisión efectiva contra el ex alcalde del
distrito de Huallanca, en la provincia de Bolognesi, Teófilo Marcos Cervantes; como presunto autor del delito contra la administración pública-delito cometido
por funcionarios públicos- peculado doloso en agravio de la Municipalidad de
Huallanca y toda la ciudadanía.
Estas noticias dan la
impresión que, como ciudadanos somos mudos espectadores, que rumoreamos en voz
baja y nos conformamos con la queja, las denuncias, y la posibilidad de que los
que administran justicia en nuestro país en algún momento castigarán estos
actos. Decimos así porque sorprende, que estos actos no producen ningún acto ni pronunciamiento de
la población, ninguna forma de acción colectiva que busque modificar la
situación; los huallanquinos parecemos resignados a expresar nuestra molestia,
quejarnos, denunciar, pero en voz baja y no proponemos ninguna acción para
castigarles moral y políticamente a quienes no supieron valorar la confianza
que el pueblo les ha dado.
Corrupción,
crisis de representantes o lideres, descredito, fragilidad de las
instituciones publicas, graves denuncias en contra de quienes dirigen y quienes
han dirigido la administración municipal en nuestro pueblo, no hacen más que
confirmarnos, que padecemos de una grave enfermedad, y necesitamos urgente un
cambio de dirección o una operación generalizada, para combatir este mal que
amenaza con extenderse y se ha apoderado de nuestros representantes.
Nuestros
políticos en Huallanca confía mucho en nuestra moral tan frágil, porque, es
cierto tenemos una tolerancia muy alta frente a la corrupción y casi siempre
olvidamos muy rápido hechos y actos que deben ser castigados judicialmente,
pero también moralmente por cada uno de los conciudadanos y negarles la
posibilidad de volver a dirigir los destinos de nuestro pueblo.
Acaso ¿no
hay criterios morales para evaluar la gestión de un alcalde? Es verdad que
todos somos humanos y cometemos errores, pero también es verdad que una vez que
ocupamos cargos públicos debemos rendir cuentas de nuestra administración. No es correcto que el tiempo sea capaz de diluir la gravedad de estos actos
de corrupción y borre sus efectos o nunca se castiguen, y pasado un tiempo
vuelva a presentarse como los más indicados a dirigir los destinos de nuestro
pueblo.
Necesitamos
organizaciones capaces de promover los valores que como pueblo y sociedad
tenemos, un grupo de gente critica que no solo se escandalice cuando conoce
casos de corrupción, sino que actúen previamente y reclame sistemas de control.