lunes, 19 de febrero de 2018

Yo opino:

 De negocios y negociantes
Rolando Húbner Marcos Picón

Huallanca es un excelente lugar para hacer negocios; siempre ha sido así, es un legado histórico que lo arrastramos desde su formación como pueblo. Verlo como un lugar de negocios fue fomentada por la llegada de las empresas, de negociantes, de vendedores, de políticos que administran nuestro pueblo, y hasta de oportunistas; que se hicieron millonarios, algunos se marcharon a disfrutar de sus fortunas  y muchos se quedaron.

Todos andan desesperados detrás de la inversión; negocios es la palabra clave, y quién soy yo para oponerme, porque seguro me llamarían “quedado”, “acomplejado”, “rojo” o hasta “terrorista”,  porque es la palabra que se ha puesto de moda.

Huallanca es un gran mercado, los empresarios, los profesionales y los políticos lo saben; cuando la consigna es ganar dinero no importa cómo, pero alguien tiene que pagar por todo esto, a alguien le cuesta, alguien tiene que pagar el “lonchecito”; nada es gratis, y son precisamente los más débiles los que cada vez son más pobres, los que pagan.

Los negocios principales de nuestro medio están directamente relacionados con nuestra naturaleza, ese hogar que nos acoge, la hermosura de cerros, valles y nevados, al cual maltratamos, o lo vendemos. Hay negocio porque nuestro pueblo está lleno de grandes edificaciones; aunque nuestros servicios básicos, que nos garantizarían una mejor calidad de vida, andan a ras del  suelo o como dice el dicho popular “por encima flores por dentro temblores”

Hoy como pueblo cosmopolita, pluricultural, somos un pueblo que une distintas tradiciones  costumbres, sentires, colores, sonidos, y creencias diversos;   somos un pueblo que alberga a todas las sangres  gente venido de todas partes del país y del extranjero, en busca de trabajo o de hacer negocio en esta tierra rica.

Estamos en un año electoral y vamos a tener la presencia de muchos líderes, muchos de ellos negociantes (de estos hay que tener mucho cuidado), que van a aprovechar que el pueblo está cansado de pensar en su destino, cansado de ser gobernados por hábiles empíricos que en campaña nos prometieron trabajar por nuestro pueblo, y todo resultó que eran eso, sólo promesas falsa y mentirosas.
Pero Huallanca también es un pueblo de larga tradición y viejos orgullos, de hombres nobles pero valientes; así como debe ser modernizado debe también ser realistamente respetado.